miércoles, 11 de mayo de 2011

LA PEREGRINACIÒN DE ESTE AÑO 2011 SERÀ DEL 30 DE MAYO AL 03 DE JUNIO, DÌA CENTRAL:Jueves 02 de Junio-2011.

Historia de Cachuy



Miles de peregrinos volverán a caminar horas de horas para alcanzar la bendición de su patrón, el Señor de la Ascensión de Cachuy.

Al Señor de la Ascensión nadie le dijo donde quedarse, él escogió el lugar y la ruta que debían seguir sus fieles para saludarlo. Bajo las montañas de Isahuay y a 3,550 metros sobre el nivel del mar, el campesino Martín Barrios descubrió la imagen de un Cristo de pelo largo y túnica blanca. Creyó que era San Lucas, luego le contaron que se trataba del Señor de la Ascensión.

Sus misteriosas desapariciones de Pampa Chuco y Putinza, le confirieron al Cristo la categoría de milagroso e hicieron que aquel paraje cubierto de espinas se convierta en el pueblo llamado Cachuy. Han pasado siglos desde la primera peregrinación y el 2001 las gentes avanzaron a tientas por el sendero tratando de no creer tantas afirmaciones.

Sería imposible pensar que ningún sacerdote vaya hacia las alturas, que no se respete a los devotos negándoles la posibilidad de caminar, negándoles regalar su sacrificio al Señor, por quien dejan todo y emprenden el viaje. Sería imposible pensar que un lío de humanos transforme la tradición y se ofenda la fe cuando es urgente fortalecerla.

Lamentablemente me equivoqué. Cuando iba imaginando a Martín Barrios, confundido ante el hallazgo divino, tuve que forzarme a ver la realidad. Arriba no había sacerdotes ni monjas y mucho menos una celebración litúrgica. Con dolor y lágrimas los creyentes rezaban el Rosario y cantaban fuerte, quizá para que él los escuche.

Lo que refería el comunicado y el volante rosado que me entregaron en Lunahuaná era cierto. La Prelatura de Yauyos, Cañete y Huarochirí había prohibido a cualquier religioso, con cargo a ser suspendido, el atender espiritualmente en el Pre-Santuario de Canchán y en el Santuario de Cachuy. La Prelatura de Yauyos, Cañete y Huarochirí, en el Decreto No. 002 - 01, insistía también en que las cajuelas no podían realizar sus clásicos recorridos y que la fiesta central en honor al patrono de Cachuy sería en Lunahuaná.

Así fue, auque miles de peregrinos llegaron al Santuario de las alturas y contemplaron los ojos del Señor, estaban tristes. Algunos se enteraban recién que no iba a celebrarse misa. Hacían su cola para ver de cerca al Cristo, pasarle un poco de algodón o un manojo de manzanilla, ruda y huamanripa, colocarle una vela y despedirse. Muchos regresaron el mismo día, pero igual hubo miles que decidieron no dejar solo al Señor de la Ascensión.

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